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Foto del escritorEva Débia

Que todo cambie para que todo siga igual


La primera vez que escuché el término “gatopardo” fue en boca de quien entonces fuera mi profesor de Periodismo Informativo, el periodista, antropólogo y poeta Sergio Badilla. Nos contó de los motivos que llevaron a Giuseppe Tomasi di Lampedusa a inspirarse y escribir una novela que retrata los movimientos políticos de un sector acomodado siciliano que pretende mantenerse en el poder a costa de ilusionar a las masas con la inminencia de cambios importantes en materia social. “Necesitamos que todo cambie, para que todo siga igual”. Pese a que la obra en cuestión fue escrita en la década del ’50 y fue publicada de manera póstuma, es tal la incidencia del postulado del gatopardismo que incluso recibe a veces el nombre de su autor, tildándose de lampedusianismo la misma táctica.


Las masas sociales de Chile han marchado multitudinariamente exigiendo entre otras demandas cambios estructurales en el gabinete del Ejecutivo; el sábado, Sebastián Piñera afirmó que había pedido a sus Ministros que pusieran sus puestos a disposición (hecho que es en sí mismo una falacia, ya que estos cargos están constantemente a disposición del Presidente de la República) y hoy vimos el -por muchos añorado- cambio en quienes encabezan las distintas carteras del país. La reorganización y el rango de reciclaje del gobernante deja un halo de estupor y decepción mezclada con tintes de profecía autocumplida, ya que la ley del enroque ha funcionado nuevamente. Veamos en qué quedó el escenario gatopardiano recién formalizado:


SEGPRES: Sale Gonzalo Blumel y asume quien fuera ministro de Bienes Nacionales, Felipe Ward. Recordemos que Ward estudió en el Colegio Tabancura y es abogado de la Universidad de Los Andes, trabajó para la Fundación Jaime Guzmán Errázuriz y es militante de la UDI. Fue Diputado por la Región de Antofagasta en tres ocasiones. En ese tiempo, señaló que «los derechos humanos son una especie de cajero automático que usa la izquierda para sacar plata”; sin mayores comentarios.


INTERIOR: Sale el primo del Presidente Piñera, Andrés Chadwick (quien además del conflicto actual fue tristemente protagonista en el caso del asesinato por parte del llamado Comando Jungla de Camilo Catrillanca en 2018), y toma la cartera el ya mencionado Blumel. Considerado por muchos como el hijo político del economista y Chicago Boy Cristián Larroulet (fue su jefe de gabinete en 2010), participó en el think tank Libertad y Desarrollo; durante el primer gobierno de Piñera fue jefe de asesores del presidente y posteriormente dirigió la Fundación Avanza Chile. Académico de la Universidad Católica de Chile, y de la Universidad del Desarrollo.


BIENES NACIONALES: Con la salida de Ward, asume el cargo el independiente abogado Julio Isamit, quien con apenas 30 años fue parte activa de la llamada revolución pingüina y fue jefe de gabinete de la SEGPRES hasta esta mañana. Hay que recordar su postura contraria al aborto y al matrimonio igualitario; durante el 2011, manifestó en sus redes sociales: «si aprueban uniones o promueven matrimonio gay o aborto: seré opositor a este gobierno y me da lo mismo cuánto crezcamos al año»; «¿supieron que el ministro a cargo de la cultura del país promueve uniones y matrimonio gay? Que se vaya… ¡Yo no voté por esto!»; y «que se vaya Cruz Coke… Genial: el ministro que tienen a cargo de la cultura, a favor de uniones gay».


SEGEGOB: La vocería la asumió quien hasta esta mañana era la intendenta de la Región Metropolitana, Karla Rubilar (independiente); quien fuese la vocera de gobierno hasta hoy, Cecilia Pérez (RN), pasa a encabezar el Ministerio de Deportes (reemplazando a Pauline Kantor). La hija de Patricio Rubilar y Vicky Barahona ha sido un agente estabilizador durante la última semana y por lejos es una de las mejor evaluadas en este proceso, pese a que defendió desde la humanidad la salida del Presidente a comer pizza en el cumpleaños de su nieto el viernes 18 de octubre en la noche.


HACIENDA: Sale Felipe Larraín (independiente) e ingresa Ignacio Briones; el joven economista quien hasta hoy es decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibañez, en el 2010 fue coordinador de Finanzas Internacionales del Ministerio de hacienda, y es también miembro del directorio de CODELCO. Al menos desde los medios, pareciera el más cauto del recambio y, en los últimos días, ha hecho llamados a ser responsables con la transmisión de informaciones erradas.


ECONOMÍA: Sale Juan Andrés Fontaine y asume la cartera quien hasta esta mañana era subsecretario de Obras Públicas, Lucas Palacios. Con un lenguaje afable y tal vez excesivamente coloquial, ha sido relevante en materia de derechos de agua, afirmando incluso que si no hay disposición de venta, no se descarta la posibilidad de expropiar. Ha calificado a Essal de empresa “penquita”, por los cortes de agua y de distribución en Osorno, y siendo Subsecretario de Obras Públicas no dudó en decir que la empresa Azvi (que se adjudicara el tristemente conocido puente Cau Cau) decía “puras chivas”.


TRABAJO: Sale Nicolás Monckeberg y asume la titularidad quien oficiaba hasta esta mañana como subsecretaria de la misma cartera, María José Zaldívar. La hija de Adolfo Zaldívar es abogada e historiadora, y fue la responsable del proyecto que llevó a la obligatoriedad de cotizar a los trabajadores independientes. Frente a la posibilidad de retirar los fondos de las AFP siguiendo el ejemplo peruano, ha señalado en los medios de comunicación que, si esto se permite, “se pone en riesgo cómo la persona se va a financiar en los próximos 30 años”.


Así queda el escenario actual. Existían cambios que se necesitaban con urgencia, pero el Presidente no los estimó necesarios. Tal es el caso de la Ministra de Transportes, la de Educación o el de Salud, representantes icónicos de cómo se ha manejado la política tradicional hasta hoy. Hutt, Cubillos y Mañalich siguen en sus cargos, y es cosa de poner atención para encontrar poco espacio a la esperanza en esta dinámica gatopardiana, crónicamente sorda por parte del Ejecutivo que insiste en cambiarlo todo para que todo siga igual: lampedusianismo en todo su esplendor.


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